La Fundación Serenamente entregó esta semana 400 libros al Centro de Custodia y Cumplimiento de Chitré. También se entregaron obras literarias a privados de libertad en Coclé.
02 noviembre 2020 |
La colecta de los libros se realizó en las instalaciones de Inversiones Tagore Panamá, S.A., empresa que acompaña todos los esfuerzos de la Fundación Serenamente, que surgió en 2016, como una luz de esperanza para aquellas personas que están librando problemas de ansiedad, depresión, trastorno de personalidad u otros padecimientos psicológicos, que les impiden llevar una vida normal.
Fue creada por Denise Bennett de Martinelli y Rolando Martinelli, en memoria de su hijo Daniel, quien luchó con diferentes padecimientos.
“Esta es una gran oportunidad para que la población carcelaria tenga acceso a buena literatura que los ayude en su formación”, manifestó Denise Bennett.
La fundación trabaja desde hace cuatro años por la salud mental, promoviendo y dando apoyo emocional a personas que están batallando con diferentes situaciones, en este tiempo se han sumado voluntarios con experiencia y estudios en psicología, que acompañan en la búsqueda de especialistas y en mantener el contacto con las personas que los necesitan.
Los voluntarios organizan charlas en escuelas y parroquias, en zonas de difícil acceso y también con jóvenes en situaciones vulnerables y con antecedentes delictivos para ayudarles a su reinserción social. Se imparten talleres sobre el manejo de ansiedad, estrés, prevención de adicciones y el uso de sustancias nocivas.
Entre los ejercicios que se realizan con los menores de edad con antecedentes delictivos, está la asignación de diferentes materiales de autoayuda, literatura clásica y textos en los que se resaltan valores.
La donación de los libros, es para la organización una forma de contribuir para que más jóvenes encuentren esa paz mental tan anhelada y ellos vean que existen muchas personas interesadas en apoyar su reinserción a la sociedad.
En la actividad participaron también, Jaime Chérigo, coordinador de voluntarios y Kathya Herrera, colaboradora de la Fundación.
