La batalla del ‘streaming’ se agudiza en el peor momento de Netflix

Los problemas se multiplican para Netflix

07 octubre 2019 |

Los problemas se multiplican para Netflix. La plataforma de streaming, que ha cambiado para siempre la forma de consumir televisión, parece vulnerable por primera vez desde que en 2007 lanzara en Estados Unidos su servicio de vídeo bajo demanda.

Desde entonces, Netflix ha expandido sus redes por todo el mundo -a excepción de China- atrayendo a más de 151 millones de suscriptores de pago a su plataforma. Sin embargo, la llegada de nuevos competidores -desde Disney y Apple a los tradicionales operadores de cable- y las dificultades cada vez mayores para sumar nuevos suscriptores amenazan a este gigante del entretenimiento.

Después de alimentarse de su contenido durante años -Netflix no comenzó a producir contenido original hasta 2013 con House of Cards-, la empresa que dirige Reed Hastings está viendo cómo sus mayores proveedores de programación están a punto de entrar a competir con ellos en su propio terreno.

WarnerMedia, propiedad de AT&T, The Walt Disney Company y NBCUniversal, cuyas series y películas representaron aproximadamente un 40% de los minutos visualizados en Netflix en 2018, según Nielsen, ultiman el lanzamiento de sus propios servicios de vídeo. Hasta hace unos años, estas compañías vendían felices sus programas de mayor éxito a cambio de los cheques de la tecnológica. Ahora, sin embargo, se afanan en recuperar sus series más icónicas para ofrecer un catálogo competitivo con el que enfrentarse a su poderoso rival.

La posibilidad de que la compañía pierda parte de sus series más vistas o que tenga que pagar un alto precio por mantenerlas -la firma ha desembolsado 100 millones de euros sólo por mantener Friends este año en su biblioteca- les sitúa en una coyuntura desconocida para ellos hasta la fecha.

Netflix ya anticipó que esto iba a suceder y en los últimos años ha acelerado su apuesta por el contenido original con enormes inversiones en títulos como The Crown o Stranger Things. El año pasado invirtió más de 12.000 millones de dólares en nuevas series, películas y documentales, lo que representa aproximadamente un 70% de sus ingresos. Una partida que los analistas prevén que crezca hasta los 15.000 millones de dólares este ejercicio, más que cualquier otra compañía de medios.

La tecnológica prevé gastar 3.500 millones de dólares más de lo que generará en efectivo este año. Esta diferencia entre gastos e ingresos genera un agujero en la tesorería que cada vez preocupa más a los inversores.

El flujo de caja negativo no ha afectado de momento a sus beneficios por su peculiar contabilidad. A diferencia de sus rivales, que pagan las series en el momento de la entrega, Netflix registra estos gastos de forma aplazada durante toda la vida útil del producto. Esto ha sido aceptado por la industria por las generosas primas, de hasta el 50%, que pagaba. Sin embargo, Netflix ya no está sola. Amazon o Apple se han vuelto más agresivos a la hora de pujar por nuevos contenidos, dando a los productores opciones más allá de Netflix. Además, pagan al contado, lo que podría obligar a la plataforma a cambiar su modelo de financiación.

Esta fórmula tan exitosa, que parte de la premisa de que más inversión en originales es igual a más suscriptores, se tambaleó en el segundo trimestre al perder, por primera vez en ocho años, usuarios de pago en EEUU. La subida de sus tarifas en algunos mercados no fue bien recibida por los clientes.Con nuevos competidores cada vez más económicos, una deuda que crece con fuerza año a año y poco margen para aumentar sus inversiones, Netflix se encuentra probablemente ante el mayor desafío desde que decidió cambiar los DVD por Internet.

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