Más allá de la pandemia: ¿Cuáles son los límites de la privacidad?

¿Cuáles son los límites que los gobiernos tienen sobre nuestros datos? Analizamos cómo la pandemia del coronavirus afecta este tema.

01 abril 2020 |

“Este episodio de Black Mirror apesta”. Esa es la sensación general de la población desde que comenzó el tiempo de cuarentena en la mayoría de los países afectados por la pandemia de coronavirus. Los que han visto la popular serie de Netflix que muestra escenarios bastante locos en los que la tecnología es el centro de atención e hilo conductor de la historia, no pueden evitar comparar su premisa con la realidad actual. Y puede que este capítulo se extienda y agrave mucho más.

Como si la pandemia del COVID-19 y el hecho de que la economía mundial está en vilo no fuesen suficientes preocupaciones, surge una nueva situación a la que deberíamos prestarle especial atención: la privacidad de nuestros datos, no necesariamente por ataques cibernéticos, sino por nuestros propios gobiernos.

Aquellos fans de la ciencia ficción cada día suelen encontrar más difícil hacer una distinción entre las rarezas que encontramos en libros y películas que advierten de disrupciones tecnológicas o del control total del Estado sobre nuestras vidas, dadas las noticias recientes que han surgido durante la crisis del coronavirus.

Si bien la tecnología es una gran aliada a la hora de ayudar a superar las crisis, siempre es un arma de doble filo en lo que a los límites se refiere. Esto nos lleva a hacernos la siguiente pregunta: ¿Puede la crisis del coronavirus hacernos tomar decisiones sobre nuestra privacidad de las que nos arrepintamos luego?

¿El Gran Hermano en pro de la salud?

Para entrar en contexto, desde que el coronavirus se expandió exponencialmente por todo el mundo, los gobiernos comenzaron a implementar medidas para evitar que sus ciudadanos rompan el confinamiento para controlar el contagio de la población. Aunque hasta ese punto no suena mal que se tomen medidas para frenar la curva del COVID-19, hay ciertos elementos que nos alertan de un posible abuso de poder en cuanto al uso de nuestros datos se refiere.

Hablemos del lugar de donde se originó todo: Wuhan, China. La ciudad de la potencia asiática fue la primera en ver el brote del nuevo coronavirus, y aunque en un principio el gobierno prefirió censurar las advertencias de los médicos que venían estudiando el progreso del COVID-19, ante la inminente pandemia tuvo que entrar en cuarentena y tomar medidas drásticas para mantener a su población confinada.

Uno de los productos más demandados en el mundo son unos detectores de temperatura, fabricados en Wuhan para implementarse en su aeropuerto y estaciones de trenes, así como en las de Chengdu, Guangzhou y Beijing. El producto permite detectar de manera localizada la temperatura de las personas en multitudes.

El rastreo chino

Comencemos por Hong Kong. Al comenzar su periodo de cuarentena implementaron una medida para todas las personas que llegaran de vuelos internacionales tenían que confinarse en sus hogares por dos semanas y adicionalmente llevar un brazalete electrónico con el que la Administración podía rastrear sus movimientos y vigilar si efectivamente estaba cumpliendo con la medida.

Como si de una casa por cárcel se tratara, aquel que osara salir de su casa, el dispositivo enviaría una alerta no solo a los organismos de salud, sino también a la policía. Dependiendo del caso, podría enfrentar una multa de casi 800 dólares y hasta 6 meses de cárcel.

Como los brazaletes no rastrean la ubicación, Hong Kong creó una aplicación complementaria que sí permite rastrear la ubicación de la persona en caso de violar su confinamiento. De acuerdo con el artículo que publicamos, las autoridades también podían realizar videollamadas sorpresa a determinadas horas para comprobar que seguían en sus hogares.

Ahora, en otras ciudades de China, las autoridades instalaron unos sellos magnéticos en las puertas de sus habitantes que envía una notificación vía email o teléfono cuando la puerta se abre por alguna razón. Para justificar la medida, el gobierno explicó que estos sellos se habían instalado para “mejorar enormemente nuestra competencia porque tenemos muy poco personal”.

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