La clave para controlar el miedo podría esconderse en una molécula de ADN basura

Este puente entre los peligros del mundo externo y los mecanismos de percepción y control cerebral ha sido identificado en un modelo de ratones

26 marzo 2022 |

Un fragmento de lo que se suele llamar 'ADN basura' podría ser clave para suprimir los recuerdos relacionados con el miedo en personas que padecen del trastorno de estrés postraumático y de fobias, sugiere el sitio web de la Universidad de Queensland (Australia).
Una investigación internacional, dirigida por el Instituto del Cerebro de Queensland, identificó en ratonesun gen previamente desconocido que controla la respuesta del genoma a las experiencias traumáticas. Se encontró en uno de los tramos del material génico que los expertos consideraban no funcionales.

"Hasta hace poco, los científicos pensaban que la mayoría de nuestros genes estaban compuestos de ADN basura, que esencialmente no hacía nada", afirmó para el comunicado universitario el profesor asociado Timothy Bredy, quien dirigió este estudio. "Pero cuando los investigadores comenzaron a explorar estas regiones, se dieron cuenta de que la mayor parte del genoma está activa y transcrita".

La secuenciación genómica por medio de una nueva técnica permitió al equipo identificar 433 ácidos ribonucleicos (ARN) largos no codificantes en regiones poco estudiadas.

Estas moléculas no codifican ninguna proteína. Sin embargo, tienen otras funcionalidades y, en particular, una de estas moléculas de ARN identificadas fue un gen —el equipo lo denominó ADRAM— que conduce unas proteínas especiales que expresan el gen ya conocido Nr4a2, cuya función es suprimir la memoria del miedo adquirido (no instintivo).

La relación entre el miedo y los genes se puso a prueba en un modelo animal donde los ratones recibían un estímulo eléctrico que no les causaba dolor, pero sí molestias, según explicaron los autores del experimento en la revista Cell Reports el 22 de marzo. Después de un entrenamiento, la señal de luz o de sonido que acompañaba la descarga, se asociaba en el cerebro de los roedores con esta situación molesta que les causaba la electricidad.

Según sugiere Bredy, el ADRAM funcionaba en este modelo como "un puente que vincula las señales ambientales dinámicas con los mecanismos que controlan la forma en que nuestros cerebros responden al miedo".

Esta nueva comprensión del papel de un gen que parecía ser inútil, abre el camino a los genetistas para desarrollar herramientas que señalen en el cerebro ARN largo no codificante que modifica directamente la memoria y, si tienen suerte con esto, desarrollar una nueva terapia para el trastorno de estrés postraumático y las fobias.

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