El permafrost se está derritiendo y amenaza con 'sepultar' la industria más importante de Rusia

El gas y el petróleo conforman el pilar de las exportaciones de Rusia

06 octubre 2021 |

El deshielo de la tierra está avanzando. Más allá del desastre medioambiental que supone, esta subida de las temperatura amenaza una parte crucial de la economía de Rusia: el gas y el petróleo. Las agencias de crédito han advertido al vasto país (más grande del mundo en superficie) de que si no se toman medidas su calificación crediticia podría verse afectada. Buena parte de la industria del gas y petróleo ruso está 'anclada' a un permafrost que cada vez es más inestable.

El derretimiento de la capa gruesa de la tierra, conocida como permafrost, es el resultado del cambio climático, según los científicos y la investigación del gobierno de Rusia. Dos tercios del país se asienta sobre ese suelo, incluida gran parte de su infraestructura de petróleo y gas. Desde 1976, la temperatura promedio de Rusia ha subido hasta 2,5 veces más rápido que el ritmo global, según muestran los datos del gobierno.

Este calentamiento está impactando en la industria rusa. Las minas y plantas que trabajan con combustibles están experimentando un aumento de las fugas y grietas por corrosión, que se derivan en gran parte de la descongelación del suelo. En la industria de las tuberías, los frenos y otros mecanismos, previamente anclados en el permafrost, a menudo se corroen, se retuercen y se doblan cuando la tierra debajo cambia, según los investigadores. Las empresas están invirtiendo millones de dólares en el refuerzo de edificios, vigilando muy de cerca la temperatura del suelo e instalando sistemas de enfriamiento de alta tecnología, explican desde The Wall Street Journal.

Este fenómeno contribuyó de forma definitiva al vertido más grande jamás registrado en el Ártico polar en la primavera de 2020. Los problemas comentados anteriormente agravaron los problemas en un tanque de almacenamiento de combustible diésel en la remota Siberia, que provocó la fuga de 20.000 toneladas de combustible.

Tras el vertido, el presidente ruso Vladimir Putin declaró el estado de emergencia nacional y el Fiscal General del país ordenó a los fiscales regionales inspeccionar todas las instalaciones peligrosas construidas sobre el permafrost. El Comité de Investigación de Rusia, la principal agencia de investigaciones del país, terminó culpando del incidente a la negligencia y el mal mantenimiento de las instalaciones.

El deshielo fue la causa
Sin embargo, los expertos y trabajadores de la compañía minera Norilsk Nickel, que son los que mantienen y explotan la instalación, junto con algunos científicos del gobierno y funcionarios electos, aseguran que el deshielo del permafrost causó el fallo de los postes que sostenían el sótano donde estaba el tanque de almacenamiento.

"Hace unos años, todo el mundo creía que el permafrost tendría un impacto en la infraestructura a finales de siglo. Ahora sabemos que no tenemos mucho tiempo", explica Vladimir Romanovsky, profesor de geofísica en la Universidad de Alaska Fairbanks. "Petróleo, gas, pueblos, todo está en juego".

Los economistas y científicos rusos estiman que el deshielo del permafrost podría afectar a más de una quinta parte de la infraestructura rusa. La economía podría perder más de 68.000 millones de dólares para 2050, según fuentes del gobierno ruso. Alrededor del 40% de los edificios e infraestructuras que se encuentran en áreas cubiertas de permafrost ya han sufrido algún tipo de daño.

También es cierto que los edificios y la infraestructura rusa están muy envejecidos, puesto que gran parte se levantaron durante los años de la Guerra Fría. Es una suerte de tormenta perfecta. Se junta el deshielo con unas instalaciones que está viejas y no están preparadas para soportar presión casi de ningún tipos. "Debemos estar preparados para esto", aseguraba Putin durante un discurso a nivel nacional en junio. El mes pasado ordenó la creación de un sistema nacional de vigilancia del permafrost para analizar datos de 140 estaciones.

Un desastre para todos
En Yakutsk, capital de la región noreste de Yakutia, los residentes aseguran que las tuberías de agua estallan regularmente, creando fisuras y agujeros en los edificios. Las carreteras se comban cuando la humedad se filtra desde abajo, lo que genera grietas en el asfalto. Los trenes circulan a velocidades más lentas debido a las vías deformadas, según explican los ingenieros locales a The Wall Street Journal.

El efecto del permafrost es evidente. El deshielo ha transformado las tierras de cultivo en pantanos y los ríos crecen en primavera con hasta un 30% más respecto a hace una década de 1980, según revelan los científicos locales. En las aldeas, los lugareños que anteriormente almacenaban carne y otros productos perecederos en sótanos excavados en el suelo ahora deben usar congeladores profundos comunes porque el subsuelo está anegado.

Para los funerales, los residentes durante siglos tuvieron que cavar a aproximadamente 5 pies bajo tierra y luego quemar madera para calentar el suelo y lograr las características adecuadas para enterrar a los muertos. En estos días, no hay necesidad de dar ese segundo paso, asegura la ecologista local Valentina Dmitriyeva.

La economía sufre
El permafrost, llamado así porque es una capa gruesa permanentemente congelada debajo de la superficie de la tierra, consiste en suelo, roca o sedimento que generalmente permanece por debajo del punto de congelación durante más de dos años. Se puede encontrar cerca de tierra firme y debajo del fondo del océano. Es más común en lugares históricamente fríos como Rusia, los Alpes y las regiones montañosas de China.

Algunas de las empresas más importantes de Rusia ya está incluyendo en sus planes el impacto del permafrost en sus negocios. Alrosa, uno de los mayores productores de diamantes del mundo, tiene el 82% de sus reservas en áreas de permafrost, según Morgan Stanley. Esta firma tiene lo que llama una Unidad de Vigilancia de Permafrost en Siberia para vigilar la temperatura del suelo en 4.800 pozos. Otra minera, PAO Severstal, asegura que está construyendo estructuras sobre pilotes para adaptarse mejor al terreno cambiante.

Para las empresas de petróleo y gas, el permafrost interfiere tanto con la extracción de recursos como con el transporte posterior. Alrededor del 90% de la producción de gas del gigante energético controlado por el estado Gazprom se encuentra en provincias cubiertas de permafrost. En su campo Bovanenkovskoye, una vasta instalación en el norte de Rusia, la compañía ha instalado 1.000 unidades de enfriamiento de vapor-líquido, un sistema de tuberías subterráneas para hacer circular un compuesto refrigerante y garantizar que el suelo permanezca congelado.

Todos estos procesos de mantenimiento van a encarecer la producción de energía y dificultar todas las actividades que se llevan a cabo bajo esta capa de hielo y sedimentos. Los analistas de Morgan Stanley aseguran que el deshielo del permafrost y la degradación de las infraestructuras relacionadas podrían dañar el perfil crediticio de Rusia. El sector del petróleo y gas aporta hasta una quinta parte del PIB del país, siendo además la parte más importante de las exportaciones rusas.

"Las empresas se lo toman muy en serio", asegura Willem Visser, analista de crédito en T. Rowe Price. La extracción de materias primas es una parte clave de la economía de Yakutia, una de las regiones más dañadas. El gasoducto Power of Siberia es un proyecto de 55.000 millones de dólares crucial para la entrega de gas natural ruso a China, y además transporta en gran parte el gas que se encuentra en los campos de Yakutia.

Las empresas rusas se están preparando. La inclusión en sus planes de este escenario supondrá un gasto extra que hará menos atractivo el petróleo y el gas ruso (serán comparativamente más caros), pero a Rusia no le queda otra opción. Por otro lado, las cuentas públicas del gobierno estarían en peligro si el deshielo sigue erosionando infraestructuras nacionales o si Moscú se decide a ayudar a todas las personas que están sufriendo grietas o algún desperfecto en sus casas. Rusia debe tener muy en cuenta el cambio climático.

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