El Gobierno prevé la afectación sobre el abastecimiento y calidad del agua potable, la navegación, el ecosistema, la fauna y la generación de energía hidroeléctrica
19 julio 2021 |
La bajante actual mantiene al río lejos de su nivel de aguas bajas (2,30 metros) y de su altura promedio en julio (3,10 metros); y ya superó las marcas de 1971 (0,50 metros), las de 2020 y 1970 (0 metros).
Frente a este panorama, el Gobierno de Alberto Fernández puso en marcha un comité de crisis y anunció el sábado un Fondo de Emergencia Hídrica de 1.000 millones de pesos (unos 10,3 millones de dólares), para la asistencia de las provincias y localidades afectadas.
Desde la Casa Rosada vinculan la inusual situación al déficit de precipitaciones en las cuencas brasileñas del río Paraná y del río Iguazú. Las autoridades señalan que las bajantes y las crecidas son procesos naturales y cíclicos en cualquier sistema fluvial, pero la sequía es uno de los factores determinantes.
La afectación ocurre porque Argentina es un país de 'agua abajo', es decir, que recibe los excedentes de las lluvias que se hayan registrado sobre la mitad norte de la cuenca del Paraná, que atraviesa el sur de Brasil y el este de Paraguay.
"Como en todo proceso de bajante, se prevé la afectación sobre el abastecimiento y calidad del agua potable, la navegación y operaciones de puerto, el ecosistema, la fauna íctica y la generación de energía hidroeléctrica", señaló la Jefatura de Gabinete en un comunicado.
Los problemas que esto genera afectan a las provincias del noreste o litoral, Misiones; Chaco; Formosa; Corrientes; Santa Fe; Entre Ríos, y también a Buenos Aires.
Sin embargo, organizaciones ambientalistas sostienen que las causas van más allá de una eventual sequía, y que están emparentadas con la contaminación industrial, el cambio climático, la deforestación e incendios de bosques, las obras de dragado, el aumento de la navegación fluvial, las represas hidroeléctricas, la expansión de la frontera agrícola y ganadera, entre otros factores de origen humano.