'Doctor Strange en el multiverso de la locura' - Spider-Man 33

'Doctor Strange en el multiverso de la locura' comienza con la proyección (en 3D) del primer tráiler de 'Avatar: El sentido del agua', el cuál deja claro que volverá a merecer la pena pagar por ver Pandora de nuevo en la pantalla más grande posible (y en 3D)

07 mayo 2022 |

'Doctor Strange en el multiverso de la locura' comienza con la proyección (en 3D) del primer tráiler de 'Avatar: El sentido del agua', el cuál deja claro que volverá a merecer la pena pagar por ver Pandora de nuevo en la pantalla más grande posible (y en 3D). No puedo decir lo mismo de la última película de mi añorado Sam Raimi que, casualmente, es también la última película de Marvel Studios... puede que para mí, tal vez, acabe siendo la última de verdad.

Esta asociación es lo mejor que se me ocurre de esta película: Detrás de lo que sería una producción corporativa se deja entrever la existencia de un director. A ratos, no demasiado, no vaya nadie a escandalizarse. Sam Raimi se deja notar lo suficiente como para constatar que aún no se ha jubilado, por más que esta nueva entrega del MCU tenga más de 'Spider-Man 3' que de 'Spider-Man' o 'Spider-Man 2'. Cierto es que eran, también, otros tiempos.

Tiempos en los que a los superhéroes les bastaba con su propio mundo, a menudo, reducido a una sola ciudad. Luego llegó Tony Stark, los demás Vengadores, Disney y Thanos. Y al parecer un solo universo se le ha quedado pequeño a todos. Ahora, una escena en la que un superhéroe recorriese Nueva York a contrarreloj para entregar unas pizzas sería tan inimaginable como una película de Marvel Studios que no fuera un puente hacia el infinito.

Otro episodio de una serie que te cobran como si fuera la temporada completa.

Vaya por descontado que no soy fan de Marvel Studios, y que salvo honrosas excepciones como 'Los Vengadores' en 2012, pocas de las películas que he visto me han enamorado. Sin embargo diez años después, aquella me sigue brillando por su pragmática sencillez orgánica. La misma de la que carece este "Doctor Strange", película empeñada en complicarse la vida para luego pasar por encima de esas mismas complicaciones que usa como trampolín.

No deja de ser como otro atolondrado blockbuster que parece surgido del choque de varias películas, sensibilidades, intenciones y compromisos. Una producción decidida en un despacho cuya personalidad, al igual que la de un político, parece comprometida por un comité a partir de los muchos compromisos adquiridos por el camino. O de por donde sopla el viento, siendo que este "multiverso" parece una obligación antes que una necesidad o una elección.

Como si no quedase más remedio que coger el Canfranero para ir a Francia.

Decía Sam Raimi que había tenido cierta libertad, pero es obvio que muchos de sus elementos estaban decididos e impuestos de antemano. Que la película estaba condicionada como sin ir más lejos, 'Spider-Man 3' lo estuvo por la imposición de Venom. Entonces Raimi se dejo llevar y se agarró a un CGI irregular que, como ahora, cansa por su abuso superfluo e indiscriminado: Marvel Studios no deja de ser Disney. Y Disney no suele reparar en gastos.

Aunque no fuera necesario. Ante la duda, este "Doctor Strange" apuesta por el efecto digital, los guiños o el fanservice, tan efectivo como a la vez efímero. Por abortar cualquier sutilidad o doblez y estar continuamente explicándose, no dejando a su vez nada para la imaginación al mostrar lo que de por sí está verbalizando. Reduciendo siempre cualquier mínima complejidad a lo simplón y oportuno, obligando a su guión a depender de los 'deus ex machina'.

Como si lo importante fuera estar aunque sea para estar de paso.

No soy fan de Marvel Studios, pero puedo entender que X apariciones le puedan alegrar el día a uno que lo sea. Obvio. Y este "Doctor Strange" se salva (o se agarra) por (o a) este tipo de cosas: Porque han creado un vínculo con su público que tiende a obviar cosas que por ejemplo en DC, se critican sin tanta tibieza. Como que sean ideas a medio desarrollar forzadas a encajar como sea unas con otras y que no serían gran cosa sin efectos especiales.

Así, esta película es un "monstruo" poco gobernable que tiene que lidiar no sólo consigo misma, sino también con todo lo demás (sin desabrocharse el pantalón). Servirse a sí misma, y también servir de puente. Meter en poco más de dos horas varias películas distintas, apretujadas. Un 'Spider-Man 3' pasado por el filtro de 'Loki' (el guionista es el mismo) a través de un socorrido multiverso que permite recurrir a esos detalles que puedan servir de parches.

Por ejemplo cameos que, como en la franquicia de 'Torrente', son poco relevantes para lo que pretende ser una película hecha y derecha. Simpáticos, pero intranscendentes. Y al final este "Doctor Strange" acaba pareciendo un efecto colateral de 'Spider-Man: Un nuevo universo' ante la que palidece, por lo poco que aprovecha lo que como casi todo en ella acaba siendo un hueco y gratuito Macguffin. De igual modo que hasta sus efectos especiales...

... sí, acaben palideciendo ante lo que se ve en el tráiler de 'Avatar: El sentido del agua'. No haberlo proyectado antes.

TE INTERESA