La sociedad civil al rescate de la Cultura Nacional

El confinamiento coarta a adultos mayores su derecho a expresar e incrementar su acervo cultural con eventos que llenarían su vida de sano esparcimiento.

26 junio 2020 |

En cualquier sector de la sociedad, y como es en este caso, el ligado a la cultura del país, si se toman medidas a espaldas de personas, grupos, comunidades y asociaciones a las que se afectan con medidas, leyes o intenciones políticas, no cabe duda que esas actuaciones amparándose de puestos de mando y jurisdicción, se hacen violando derechos humanos como lo son el derecho al trabajo, el derecho a ejercer profesiones para las que se prepararon y el derecho a llevar sustento a sus familias, derecho a crear emprendimientos (empresas, compañías) que ofrezcan obras y ofertas culturales que los gobiernos no ofrecen, el derecho que tiene cada niño y joven a recibir una educación integral permitiéndoles luego elegir un futuro o carrera en el sector cultural fortaleciendo al país.  

 A su vez, con esas opacas actuaciones de autoridades se coarta a adultos mayores su derecho a expresar e incrementar su acervo cultural con eventos que llenarían su vida de sano esparcimiento.

Y teniendo todo esto en mente, grupos de profesionales en las artes luchan desde hace años por establecer reglas justas; comunidades siguen trabajando en pos del desarrollo social y cultural del país, como lo hacen las 22 comunidades educativas del Ministerio de Cultura, que integran a más de 200 familias y a administrativos con 110 familias aproximadamente.

Pero ahora se suman 500 familias de las compañías de teatro que trabajan en la ciudad capital, las asociaciones y promotoras teatrales que se benefician también de estos eventos. 

Como se percibe, un sector productivo y familias panameñas afectadas por negligencia y falta de liderazgo de autoridades vinculadas a la cultura recayendo la mención en la figura del Ministro de Cultura Carlos Aguilar y Daniel Domínguez.

Pero qué hay de la otra entidad ministerial que debería velar por todo esto; ¿Y la ministra de educación? Muy bien gracias, ¿Y usted?.

Al parecer cuando se les hablan de problemas existentes, prefieren reunirse con cualquiera, menos con los primeros afectados, los profesionales y especialistas, distrayendo la atención en promociones de actividades culturales, redes sociales y entretenimiento, muchas de estas ni creadas, ni realizadas por el mencionado ministerio de cultura o sus subalternos.

Creyendo así, poder engañar al público en tiempos de pandemia al dilatar la atención seria a problemas y soluciones afectando doblemente a trabajadores en la cultura.

La sociedad panameña no merece recibir distracciones o falta de decisión de autoridades, porque demuestran irrespeto y falta de conocimiento en lo que dicen dirigir y dando poca importancia a familias de los teatristas, trabajadores y profesionales especializados del arte. 

La sociedad civil se está organizando en torno a quienes promueven que no se eliminen los institutos, centros y escuelas que desde los inicios de la década de los 70 y bajo la atinada dirección del maestro de la Plástica Panameña Adriano Herrera Barría, el también maestro Luis Aguilar Ponce y otros, iniciaron clases en el interior abriendo una a unas dichas comunidades educativas.

Sin visión no se logran grandes cosas, y fue gracias a la trayectoria de estos maestros que se formaron muchos profesionales de las artes, dando glorias a Panamá, aunque algunos quieran negarlo motivados por envidia o incapacidad.

Ni la historia ni la sociedad, dejarán que se salgan con las suyas pues se está en alerta a cada paso por los desaciertos cometidos, y no permitiremos que con dinero o recursos del estado se cometan atropellos o violaciones a los derechos humanos.  

Para democratizar la cultura se necesita conocer lo que significa “Democracia”, dado que por lo demostrado en el poco tiempo de gobierno no evidencian conocimiento o capacidad de ejercerla.

Si el actual gobierno realmente le interesa el pueblo se cuidaría mucho de mantener a la cabeza o liderazgo a personas que no saben, no quieran o no puedan realmente comprometerse a tiempo a las soluciones o engrandecer la cultura del país.

Los teatristas, trabajadores y docentes especializados de las artes no están solos, como sociedad nos organizamos para luchar junto a ellos por sus justas aspiraciones.

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